En el momento que todos estabamos tranquilos tomando cafe, en ese preciso instante y en solo segundos al votearnos tras el espantoso ruido, lo que antes habia sido una tarde de tinto y arepas, se convirtió en un verdadero caos, al ver que en la esquina donde siempre, desde muy pequeños nos reuníamos hablar sobre nuestros sueños, nuestro amigo Victor, había caído al suelo tras un disparo en su tórax, perpetrado por un asaltante que pretendía robarle el bolso a doña Maritza nuestra vecina.
Con lo contradictorio que está el mundo de hoy, gracias a las nuevas teorías tecnológicas, es momento de hacer un alto para ver un poco en prespectiva lo que esta pasando. En el primer párrafo de esta nota planteábamos una situación de caos, donde en un solo segundo cambió todo para un grupo de amigos. Así pasó con el periodismo digital que en los últimos años ha tenido que cambiar su prespectiva acerca del desarrollo de esta rama social.
En tiempos pasados, cuando salir a la esquina a conocer los acontecimientos del pueblo o el país, al diario que desde hace mucho es llevado a la puerta de las casas, o bien sentarse el medio día a ver por televisión el noticiario, eso ahora puede catalogarse como un presente/pasado, ya que el desarrollo digital que hoy recorre nuestro diario vivir atenta contra todo lo que actualmente conocemos como medios de comunicación y por lo tanto con el periodimo en sí.
Es ahí donde el caos se forma de una manera irreversible, pero claro está, éste no viene a provocar daños que afecten negativamente la vida del ser humano o la comunicación, sino crea un caos positivo, ofreciendo una gama de servicios tecnológicos o digitales que van haciendo la vida y la comunicación más interactiva.
Nuestro diario vivir es un caos, permanente las 24 horas del día al estar plasmados de información mundial. Y es por medio del periodismo digital que nos permite en un segundo recorrer hasta miles de kilómetros de distancia, como si el acontecimiento del que nos queremos enterar estuviese en nuestro patio trasero.